Con el permiso de © K. Eggenstein: 'El Profeta Lorber anuncia las catástrofes venideras y la autentica cristiandad

Kurt Eggenstein

Las investigaciones de los críticos bíblicos liberales


   Hasta hace apenas cincuenta años, a los investigadores católicos cualquier crítica bíblica liberal era prohibida -so pena de excomunión-basándose en la encíclica modernista de Pío X (1907). Las publicaciones respectivas tenían únicamente carácter apologético.
    En cambio, los investigadores independientes trabajaban desde hace doscientos años en investigaciones históricas y críticas de la Biblia. Pusieron mucho empeño en comprender y hacer comprensible la base de la doctrina de Jesús, buscando posibles modificaciones arbitrarias en los textos del Evangelio. No les faltó buena voluntad en su búsqueda de la verdad, pero en sus discusiones algunos demostraron su carácter tendencioso y polémico. Los investigadores veían que los Evangelios sufrieron modificaciones, pero a veces ellos mismos suprimieron pasajes aparentemente no auténticos. Junto con la mala hierba extirparon también los buenos frutos. La crítica histórica llegó a tal extremo que en ocasiones tuvo que auto-corregirse Cuando Zahrnt indica que es difícil "saber a ciencia cierta lo que se basa en Jesús y lo que tiene su origen en la tradición de la comunidad cristiana postpascual", tenemos que darle la razón. En cambio, no podemos estar de acuerdo con él, cuando dice "solamente una crítica radical lleva a la meta", "sólo así se consigue un mínimo de seguridad desde el punto de vista de la crítica".
    De esta destrucción del fundamento de la fe cristiana nos queda solamente un montón de escombros. E1 concepto "cristianismo" se ha visto transformado en algo que poco tiene que ver con la doctrina y la persona de Jesús. Parece que la humanidad siempre busca los extremos. Hasta hace poco, en la Iglesia dominaba un biblicismo rígido que no admitía ni cambios ni modificaciones, por otro lado, en los críticos liberales se nota un afán de destrucción herostrático, que corroe todo hasta transformar el Evangelio en un puro mito.
    No toman en consideración que el Evangelio es "un nuevo género literario" y que no se pueden emplear métodos analíticos con Jesús, como con las biografías de personajes históricos famosos, como Alejandro Magno o Napoleón. Con los textos del Evangelio se puede demostrar todo o nada, depende de la interpretación que queramos dar, y si declaramos falsas las interpolaciones que no se ajustan a una hipótesis cualquiera. Este tipo de exégesis ha sido practicada por algunos autores de un modo temerario, como lo demostraremos en otro capítulo. Muchos párrafos de la Sagrada Escritura han sido considerados como supersticiones porque los investigadores no comprendieron la profundidad metafísica del mensaje de salvación. Algunos fanáticos explican todos los milagros obrados por Jesús de una manera natural, porque para ellos no puede ser verdad, lo que no debe ser verdad. Hoy en día ya nadie comparte el punto de vista de algunos críticos extremistas del siglo XIX, que incluso negaron la existencia de Jesús. Con el correr del tiempo se han formulado tantas hipótesis, que hoy en día existen tantas opiniones como profesores, como dijo Albert Schweitzer Jesús ha sido llamado tantas cosas: profeta, hombre bueno, maestro religioso, modelo moral, Esenio, hippy, loco, revolucionario social y cabecilla judío contra la ocupación romana. Pero no han querido admitir lo único que es en verdad: Hijo de Dios y salvador nuestro.
    El 30 de octubre de 1842, Lorber oyó la Voz diciendo: "¡Ay, lo que los hombres hacen de Mi!. Cuántas veces Me llaman (también durante Mi vida terrena) estafador, instigador del pueblo, vago, separatista, loco, mago, incluso servidor de Belcebú. Incluso en los tiempos actuales (siglo XIX en adelante, el autor), aún no me tratan mejor" (Hi II, pág. 137).
    Los estudios bíblicos nos han proporcionado nuevos conocimientos, pero también nuevos errores. Hoy los investigadores admiten que las investigaciones histórico-críticas no han dado ningún resultado útil. Günther Bornkamm -y no solamente él- resume: "Al final de esta investigación de la vida de Jesús, uno reconoce sus propios fallos". Los críticos no tomaron en cuenta "que todo lo que es profundo, necesita de una máscara", y el Evangelio no sólo revela, muy al contrario, también cubre con un velo. "La verdad será dada a los hombres veladamente", dice la Nueva Revelación (Gr VI 204, 3). Por esto dijo Franz Overbeck "que los escritos del Nuevo Testamento son especialmente vulnerables a los atentados de la subjetividad sucia de los exegetas". No se puede hacer una autopsia de la Sagrada Escritura, tal como lo hicieron los críticos liberales. Encontramos una nota significante en la Nueva Revelación: "Quien quiera alcanzar la verdad del Espíritu de Dios a base de sus observaciones y prejuicios, errará, se extraviará y su mente se verá turbada, perdiéndose en la oscuridad de la noche". (Gr IX 100, 11). Si consideramos el comportamiento como verdaderos "guerrilleros del ateísmo" (Kahl), de algunos representantes de "la nueva teología", comprendemos la exactitud de estas palabras de la Nueva Revelación. No podemos silenciar que incluso algunos teólogos católicos se han contagiado del espíritu maligno de la desintegración.
    Una cosa parece cierta, la crítica bíblica no ha consolidado la fe, más bien la ha destruido; incontables cristianos han perdido su seguridad. Albert Schweitzer no dudó en decir que la investigación bíblica liberal ha sido un fracaso, afirmando: "los que gustan de la teología negativa no tendrán dificultad en encontrarla en los resultados de la investigación de la vida de Jesús".
    Llevarnos ya unos doscientos años con esta evolución que tiene una parte importante en la descristianización actual del mundo. En capítulos posteriores trataremos de las diversas teorías divulgadas por los medios de comunicación, que han causado mucha duda e intranquilidad entre los hombres.


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© Texto: Kurt Eggenstein; © Edición informática; © by Gerd Gutemann G. Gutemann