Con el permiso de © K. Eggenstein: 'El Profeta Lorber anuncia las catástrofes venideras y la autentica cristiandad

Kurt Eggenstein

Las iglesias y la Nueva Revelación


   Tanto las iglesias evangélicas como la Iglesia Católica rechazan Revelaciones que anuncian un nuevo o ampliado mensaje de salvación. Según Lutero, "sola scriptura" (solamente la Sagrada Escritura) enseña que el mensaje salvívivo ha concluido con el Nuevo Testamento. Por lo tanto, rechaza la iglesia evangélica toda revelación posterior La Iglesia Católica admite según San Lucas 17,21; San Juan 6,45; 15-21; 16, 12-15; 1 Cor 14,1 5-10 siguientes, que Cristo anunció que habría aún otras Revelaciones. Estas llamadas "Revelaciones privadas" van dirigidas a personas singulares y no a toda la cristiandad. Pero la revelación salvívica ha concluido en el tiempo de los apóstoles. Se ha dicho que Dios habló a través de su Hijo "ahora al fin de los días". (Heb. 1, 2). También San Pablo (Cor. 1, 10-11) y San Pedro (2ª Carta S. Pedro 3, 3; la Carta S. Pedro 4, 7) así como San Juan 2, 18 hablan de los tiempos finales "del final de los días" incluso de "la última hora". Estas manifestaciones de los apóstoles sin embargo no son fundamento suficiente para el rechazo de las iglesias, ya que los primeros cristianos creyeron firmemente en la llegada del fin del mundo aún en su época. Como prueba se citan los textos de la carta a los Hebreos 1, 2: "Ahora al fin de vuestros días .." y el de la carta a los Corintios10, 11: "Ya que vivimos el fin de los tiempos...". "El tiempo que nos queda es corto..." (1 Cor. 7, 29).
    Con el correr de tiempo se tuvo que admitir el ardor de los apóstoles. El Señor hizo saber a Jakob Lorber que Él dijo a sus apóstoles "en adelante hasta el final del mundo mandaré mensajeros del cielo para que Mi Palabra no sea aniquilada y deteriorada por los hijos malignos de la tierra. Pero también estos (mensajeros) serán perseguidos a causa de Mi Nombre" (Gr X 115, 9). "Detrás de Mi la puerta del cielo permanecerá abierta y lo que tratamos aquí (con los discípulos, nota del autor), será percibido y transcrito palabra por palabra mil años más tarde (por Lorber, nota del autor), tal como si lo viesen los que vivirán en la tierra 2.000 (!) años después de nosotros " (Gr III 15, 6)
    "Para que no todos los hombres se pierdan he establecido que de ahora en adelante algunas personas recibirán Mi Palabra y Mi Doctrina intactas, no como fue dada a los profetas, sino clara y comprensible como mis discípulos la transmitieron a los pueblos." "Ahora abriré los ojos a los incrédulos y explicaré el verdadero sentido de la Biblia a los intérpretes literales." (Pr 163)
    De esto se deduce claramente que las iglesias se equivocaron al decir que la Revelación se concluyó con el mensaje de Jesús a sus discípulos. Cuando el horizonte de los conocimientos humanos se haya ensanchado lo suficiente "se permitirán Revelaciones mayores y disposiciones más precisas .". "Quien entonces acepte la revelación y actúe según ella, llegará pronto a una a una comprensión clara y a una vida libre y autónoma."(Gr VI 204, 9-10).
    Durante los últimos 1.900 años la humanidad ha progresado, ahora necesita un alimento espiritual más consistente. El Evangelio ofrece fragmentos de las palabras de Jesús, y las interpretaciones son bastante erróneas -como lo demuestran los resultados de las investigaciones de la crítica bíblica. La confusión y las adulteraciones no podrían ser mayores. Aparte de esto, las iglesias han caído en descrédito con las ciencias naturales, al promulgar que todo el texto del Antiguo y Nuevo Testamento debe ser aceptado al pie de la letra. Con el caso de Galilei (siglo VXII) y con la interpretación de la Creación, la Iglesia Católica quebrantó la confianza de sus creyentes cultos, sobre todo con respecto a los exegetas. Tampoco Lutero se comportó de modo diferente. Cuando Copérnico afirmó que la tierra daba vueltas alrededor del sol, Lutero se expresó así: "Este tonto quiere cambiar toda la astronomía" Y Melanchton quiso prohibir "esta locura peligrosa" por razones de estado.
    Durante el primer tiempo del Cristianismo -según se ha comprobado por la literatura cristiana antigua- el servicio del profeta fue aceptado como cosa natural. Escribe san Pablo: "Toda escritura inspirada por Dios sirve para enseñar, argüir, para corregir y para instruir en la justicia, para que el hombre sea cabal y dispuesto para toda obra buena" (Tim 2, 3, 16?17). En la literatura del primer siglo se cita a los profetas anteriores a los obispos. El cargo de obispo era subordinado en aquel entonces. Fueron los ayudantes de los presbíteros y de los ancianos. La expresión "episcopus" viene de la administración antigua. El "episcopus" fue el tesorero de una comunidad. Entre las primeras comunidades cristianas los "episkopi" tenían una función parecida. La Didache (doctrina de los doce apóstoles) del segundo siglo de la era cristiana dice explícitamente: "Los profetas son vuestros sumos sacerdotes" (1) (Didache 13, 3).
    En la primera epístola a los Corintios, san Pablo declara: "Y cada cual en el ámbito que Dios le consignó en la Iglesia: primeramente los apóstoles, en segundo lugar los profetas .." (Cor I, 12, 28).
    Cuando más tarde se formó la jerarquía de sacerdotes, los obispos ocuparon el primer puesto. Es durante este tiempo que se promulgó que no habría más Revelaciones de Dios Esta opinión absurda que Dios dejara de comunicarse después de los apóstoles las sostenían según el profesor Walter Nigg "solamente aquellos teólogos que temían que con la actuación profética sus párrafos se verían complicados".
    El pretexto de que la Nueva Revelación discrepara con la enseñanza de la Iglesia no es suficiente argumento para el rechazo de la misma. Entre los exegetas de hoy rige la opinión que algunas partes del Nuevo Testamento no son idénticas con los manuscritos originales perdidos. También los estudiosos católicos están convencidos de este hecho, aunque no se lo dicen tan claramente al pueblo católico. Ya san Pablo avisa en la epístola a los Gálatas ... "algunos alborotadores pretenden transtornar el Evangelio de Cristo" (Gal 1, 73.
    Después del Concilio Vaticano II, incluso exegetas católicos admiten que el Evangelio contiene cambios de textos, añadidos y supresiones. Así escribe el profesor de teología Geiselmann: "La versión actual del Evangelio ha sido redactada muchas veces".
    El padre Roberto Lohfmk S.J., refiere que ya los monjes de la Edad Medía se dieron cuenta de que el Nuevo Testamento contenía algunos textos inexactos. Ésta es la razón que a los católicos no les fuera permitido leer el Nuevo Testamento, durante siglos. Los estudiosos católicos lo sabían pero antes del concilio no se atrevieron a hablar abiertamente. Como comunica el padre Lohfmk, entre los teólogos se "formó una doctrina oculta". Hasta el año 1962, la Iglesia Católica insistía en que sus fieles creyesen que la Biblia era exenta de errores A causa de algunas diferencias entre la Nueva Revelación y la enseñanza de la Iglesia no se puede rechazar ésta y negar la revelación divina.
    Dios no acepta órdenes de los dirigentes de la Iglesia. El Espíritu Santo sopla donde quiere y cuando quiere El ex Santo Oficio confirmó explícitamente en su declaración Misterium Ecclesiae (1973), en contestación al libro de Hans Küng tratando de la infalibilidad, "que los dogmas dependen de la situación, son imperfectos y susceptibles de perfeccionamiento, pueden ser completados o sustituidos". Los lectores de este libro deben tener siempre presente esta declaración importante de la Congregación de la Fe.
    Resta la cuestión central, si Jakob Lorber fue un verdadero profeta. Aparte de la exactitud de sus comunicaciones científicas, habrá que comprobar su actitud moral. Según san Juan 7, 17 y 18, se exige a un profeta: "quien esté dispuesto a cumplir su voluntad conocerá si mi doctrina procede de Dios, o si hablo de mi cosecha". "El que habla por su cuenta busca su propia gloria. Mas el que busca la gloria de Aquél que le envió, éste es sincero y no hay en él deslealtad." Esto es aplicable en su totalidad a Lorber. Es difícil imaginarse una persona más modesta, sin pretensiones de ninguna clase, que Lorber, que llevaba una vida solitaria y retirada. A pesar de haber escrito la obra religiosa más importante de todos los tiempos, él nunca quiso aparecer en público. No buscó nunca el reconocimiento de la gente ni ventajas materiales su actitud hacia su misión y obra se puede conocer en una carta que él escribió el 21 de abril de 1848 a su amigo Anselm Hüttenbrenner: "El mundo no me dará nada y de eso me alegro".
    En la Nueva Revelación se cita como característica de un verdadero profeta: "los profetas siempre viven en la pobreza" (Gr VI 179, 3) y además: "El verdadero profeta no es egoísta ni conoce el orgullo". (Gr III 204, 12).
   Anteriormente ya hablamos de la vida de Lorber, que no conocía ni el egoísmo ni el orgullo, viviendo una existencia sencilla, totalmente desapercibida, en la ciudad de un país civilizado.
    Cualquiera que ame la verdad, al leer la Nueva Revelación se dará cuenta que Lorber poseía un carisma; que durante veinticuatro años recibía un dictado que representa un don del Cielo, la auténtica fuente de un mensaje divino y -como expresa la Nueva Revelación-, "la llave para la comprensión del Evangelio".
    A Lorber se le distingue fácilmente de los charlatanes engreídos, que se auto definen médium. Por desgracia, muchas personas sencillas, de poco criterio, son atraídas por estos falsos profetas, llevadas por el camino equivocado y -como ocurre a menudo- explotadas económicamente.
    Después de lo que hemos dicho, es evidente que las comunicaciones de Jakob Lorber son de origen divino, y es fácilmente imaginable que esta sabiduría pura que nos abre nuevos horizontes, quitando el polvo teológico, molestará a mucha gente, sobre todo la jerarquía eclesiástica se verá provocada por la anunciación del severo juicio que espera la Iglesia. La Nueva Revelación dice muy claramente que la Iglesia Católica y la doctrina de Jesús no siempre son la misma cosa.
    La Nueva Revelación dice: "cuando la necesidad para la verdad de la vida se vuelva imperiosa y generalizada, cuando los hombres ya no se contenten con una fe impuesta con autoridad -que siempre es causa de supersticiones tristes e inertes-, entonces habrá llegado el tiempo de dar a los hombres la gran luz de la vida, con claridad y en verdad".
    Ciertamente, habrá oposición a las Revelaciones que el Señor dio a Lorber. Pero esta experiencia es la propia de los profetas en todos los tiempos. En la Nueva Revelación se anuncia que la oposición aumenta en relación a su mayor divulgación.
    También se dice que "el viento espiritual" ya sopla. "Viene del cielo para purificar de olores nefastos." De hecho, este viento espiritual de la Nueva Revelación entra cada vez más en los corazones de nuestros lectores. Con sorpresa comprenden que esta Revelación muestra con toda su profundidad el plan salvívico de Dios, y que éste abarca mucho más de lo que los sacerdotes jamás imaginaron. Ahora se comprende el verdadero sentido de las palabras "Dios es amor". La Nueva Revelación es de origen divino, por lo tanto anuncia y exige el más puro amor a Dios y al prójimo y una vida cristiana activa. La insistencia de las amonestaciones al hombre actual llega de veras al corazón.
    Ya no se escapa ni a los teólogos, que el elemento profético se hace sentir en el mundo y es parte del plan salvívico La tierra está labrada para recibir la semilla.
    Es digno de tener en cuenta que Norbert Lohfink del Instituto Pontificio Bíblico de Roma, en su discurso "Profetas de hoy y de ayer" (sin referirse Lorber), dice: "Si pertenecemos a los hombres que se preocupan por nuestro mundo, lo más deprimente es el silencio de Dios. Y ahora nos encontramos con una persona que en verdad ha percibido la voz de Dios". "Si al elemento profético no ponemos demasiadas limitaciones, podemos encontrar también profetas en nuestro tiempo " "Aún no podemos saber bajo qué nuevo aspecto pueden aparecer profetas en las próximas décadas." Cuanto más dispuesta esté la Iglesia a escuchar a los profetas enviados por Dios, más urgente será distinguir los espíritus, y esto no será tarea fácil. Igualmente debemos admitir, por lo menos en lo que se refiere a la Europa cristiana, que estamos impregnados hasta la médula en nuestra desconfianza no-cristiana hacia los profetas." "Hay que tener en cuenta que tales profetas pueden haber recibido mensajes importantes que dejamos de difundir a causa de nuestro auto-aislamiento pecaminoso."
    "¿Qué podemos hacer? Sin avergonzarnos de ello debemos ir al encuentro de estos profetas y aprender de ellos Siempre estamos tentados de amoldar los profetas a nuestros conceptos." "Vivimos bajo la impresión dolorosa de que Dios no habla. Pero los profetas afirman haber oído a Dios. Así todo depende de escuchar, para darse cuenta que también hoy en día existen profetas "
    El conocido teólogo del Concilio, el profesor Karl Rahner, S.J., mantiene que la Iglesia no es infalible con respecto a su juicio de las Revelaciones privadas (véase la declaración de la autoridad eclesial 1877 ASS. XI). Substancialmente para Rahna es válido: "Dios ha hablado, y si este hecho es comprobado a través de testimonios suficientes, por consecuencia tengo la obligación de escuchar, obedecer y creer el contenido de lo que a mí me concierne". "El espíritu de Dios puede actuar a través de cualquier miembro de su Iglesia y decir lo que exige de ésta en la hora actual "
    Los teólogos evangélicos se expresaron de un modo parecido. Indudablemente tenemos aquí unas tomas de posición muy significativas, y de allí se puede cambiar cualquier juicio tomado a la ligera con respecto al profeta Jakob Lorber Difícilmente ejercerán influencia alguna en las altas esferas de la Iglesia. Las medidas restrictivas del Vaticano que se vienen constatando desde hace años no dejan lugar a dudas de la situación dentro de la Curia.
    "Algunos lanzaran piedras contra Mi Doctrina, piedras de palabras duras, para aplastar la doctrina blanda del amor. Pero, ¡no temáis, no nos vencerán! "
    Un profeta siempre es un hombre revolucionario. Tanto en la Iglesia como en el mundo profano. Tal como Amós llegó a ser el profeta de la justicia en Samaria, así Jakob Lorber será el profeta de nuestro tiempo Amós dijo a los sacerdotes verdades amargas en nombre de Dios: (Amós 5, 21-23). Esto no les gustó y le contestaron: "Vidente, ¡vete! ¡Huye a la tierra de Judá, come tu pan allí y profetiza allí. Pero no vuelvas a profetizar en Betel, porque éste es el santuario del rey y la casa real".
    No hay diferencia hoy en día. "No aman Mi luz", oyó decir Lorber, refiriéndose el Señor a los sacerdotes de hoy. (Gr III 225, 9).
    Para que muchas personas puedan tener noticia de 1a Nueva Revelación, a todos los que parecen aptos para su divulgación se les dice lo siguiente: "Contribuid con todas vuestras fuerzas para que vuestros prójimos también encuentren el camino hacia la meta, entonces Mis palabras no habrán sido pronunciadas en vano" (Pr 132).
    En siglos pasados, la Iglesia Católica suprimía o alteraba las Revelaciones según su conveniencia, esto ya no será posible en el caso de la Nueva Revelación, como Lorber dice explícitamente: "... esto no es Mi Voluntad, ni ahora ni para otras veces en el futuro ..." "a su debido tiempo Mi Palabra llegará a todos los que la desean recibir de corazón". (Hi II, pág. 276).
    "Mi Obra verá la luz y atraerá a todos como un imán poderoso." (Hi I, pág. 99).


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© Texto: Kurt Eggenstein; © Edición informática; © by Gerd Gutemann G. Gutemann